Forma parte de la iconografía minera de Bolivia y su aspecto es muy parecido a la imagen tradicional que tenemos en occidente de Satanás: Figura humana, color rojo, cuernos en la frente, grandes ojos y perilla negra en el mentón. Bajo su imagen dejan tabaco y todo tipo de ofrendas. En ocasiones puede adoptar el aspecto de un hombre corriente, mezclándose con el resto de los trabajadores, pasando desapercibido; y en no pocas versiones, se aduce que puede convertirse en animal: sapo, víbora o perro negro.
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